Cada vez que nacemos, nacen también nuestras ideas. Sólo debemos encontrar el gesto que las haga regresar a nuestras almas. A veces es una mirada, a veces un paisaje, o un sms...
La primera mujer barbuda no sabe de la existencia de la segunda; la segunda mujer barbuda sabe que no eligió su abeja por azar, siempre estuvo enamorada del hombre bala.
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